Iniciamos aquí una nueva sección. Como ya os comenté, aquí tendrán acogida todos aquellos relatos de ciencia ficción, terror y fantasía que queráis enviar. Las únicas condiciones son la extensión- unas mil palabras- y que cuidéis la ortografía. Por lo demás, basta que enviéis el relato a josephatticusbirch@hotmail.com.
Comenzamos con el relato Vuelta a Empezar de nuestro amigo José Angel Muriel González.
Título: Vuelta a Empezar
Autor: José Angel Muriel González
Web: http://www.elautor.com/; http://www.joseangelmuriel.com/
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Cuando consigues apartar la hierba, emerges sintiendo el aire que penetra por tus fosas nasales y das gracias porque tu familia no tuviera suficiente dinero para pagar una lápida mayor. Te sientes dominada por la fuerza sobrehumana que te ha permitido romper la madera podrida, remover furiosamente la tierra y abrirte camino desde el ataúd; pero ese poder no les bastará a todos los desafortunados que fueron sepultados en angostos nichos o bajo pesadas losas de mármol.
Tras extraer las piernas del subsuelo, todo tu cuerpo, cubierto de andrajos, comienza a erguirse, recuperando la posición vertical, algo que parecería imposible para un difunto condenado a la eterna horizontalidad. Mientras, los tejidos, orgánicos o no, siguen recomponiéndose. La falda y la blusa dejan de colgar como harapos y la carne continúa regenerándose, rodeando huesos y articulaciones. La vida vuelve a ti.
Apenas guardas memoria de quién eres o cómo te llamas, pero sientes una incipiente lucidez y eres consciente de lo que está sucediendo, aunque resulte inconcebible. A tu alrededor, los moradores de otras tumbas también están despertando. Salen al exterior con semblantes tan desconcertados como el tuyo. La expresión vuelve a sus rostros rejuvenecidos a medida que los músculos dibujan los rasgos y la piel recobra la tersura.
La nieve caída durante los últimos días se agrupa componiendo copos y se eleva hacia el cielo, mezclada con gotas de agua y nubes de vapor. Es un fenómeno nuevo: está lloviendo hacia arriba. Lo estás presenciando y, aun así, te cuesta creerlo.
Como parte del ajuar funerario, te dejaron puesto un viejo reloj de pulsera; ahora vuelve a funcionar, pero las manecillas giran en sentido contrario al habitual. Es de día, pero oscurece con rapidez. El Sol ha recorrido velozmente todo el firmamento y se oculta por oriente, con el resplandor de un amanecer. La nieve se derrite porque hace tan sólo unos instantes era invierno, pero ya es otoño. El tiempo transcurre rápidamente, hacia atrás.
Sin embargo, los movimientos de la naturaleza se van haciendo más lentos, como una goma elástica que se tensó hasta el máximo y poco a poco recupera su estado normal. Toda la existencia se dilató hasta alcanzar sus límites, hasta que la entropía sufrió un revés. Al llegar el último día, se produjo la resurrección de los muertos, como estaba escrito. Todo marcha al revés, de nuevo hacia el principio de los tiempos.
Autor: José Angel Muriel González
Web: http://www.elautor.com/; http://www.joseangelmuriel.com/
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Cuando consigues apartar la hierba, emerges sintiendo el aire que penetra por tus fosas nasales y das gracias porque tu familia no tuviera suficiente dinero para pagar una lápida mayor. Te sientes dominada por la fuerza sobrehumana que te ha permitido romper la madera podrida, remover furiosamente la tierra y abrirte camino desde el ataúd; pero ese poder no les bastará a todos los desafortunados que fueron sepultados en angostos nichos o bajo pesadas losas de mármol.
Tras extraer las piernas del subsuelo, todo tu cuerpo, cubierto de andrajos, comienza a erguirse, recuperando la posición vertical, algo que parecería imposible para un difunto condenado a la eterna horizontalidad. Mientras, los tejidos, orgánicos o no, siguen recomponiéndose. La falda y la blusa dejan de colgar como harapos y la carne continúa regenerándose, rodeando huesos y articulaciones. La vida vuelve a ti.
Apenas guardas memoria de quién eres o cómo te llamas, pero sientes una incipiente lucidez y eres consciente de lo que está sucediendo, aunque resulte inconcebible. A tu alrededor, los moradores de otras tumbas también están despertando. Salen al exterior con semblantes tan desconcertados como el tuyo. La expresión vuelve a sus rostros rejuvenecidos a medida que los músculos dibujan los rasgos y la piel recobra la tersura.
La nieve caída durante los últimos días se agrupa componiendo copos y se eleva hacia el cielo, mezclada con gotas de agua y nubes de vapor. Es un fenómeno nuevo: está lloviendo hacia arriba. Lo estás presenciando y, aun así, te cuesta creerlo.
Como parte del ajuar funerario, te dejaron puesto un viejo reloj de pulsera; ahora vuelve a funcionar, pero las manecillas giran en sentido contrario al habitual. Es de día, pero oscurece con rapidez. El Sol ha recorrido velozmente todo el firmamento y se oculta por oriente, con el resplandor de un amanecer. La nieve se derrite porque hace tan sólo unos instantes era invierno, pero ya es otoño. El tiempo transcurre rápidamente, hacia atrás.
Sin embargo, los movimientos de la naturaleza se van haciendo más lentos, como una goma elástica que se tensó hasta el máximo y poco a poco recupera su estado normal. Toda la existencia se dilató hasta alcanzar sus límites, hasta que la entropía sufrió un revés. Al llegar el último día, se produjo la resurrección de los muertos, como estaba escrito. Todo marcha al revés, de nuevo hacia el principio de los tiempos.
1 comentario:
Es una situación, que al contrario que imagino pueda reconfortar a más de uno, a mi me angustia. Tu narración se mueve ligera, acentúa esa inmediatez y aceleración en los acontecimientos que narras, no hay vuelta atrás. Me inquietó mucho tiene mucha fuerza.
Carmen
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