martes, 14 de octubre de 2008

CD NGC 3660


El siguiente relato es mi aportación al CD promocional de NGC 3660 que se distribuyó entre todos los asistentes de la pasada Hispacón 2008. El relato me quedó algo cachondo y la propia Pily B (autora y promotora del cd) me comentó que le recordaba a las famosas empanadillas de Martes y Trece. Si lo leéis, sabréis porqué.


Segunda Oportunidad




—Sistema en transición.
—Características.
—Estrella rango III con ocho planetas en órbita y número indeterminado de objetos menores.
—Procedencia.
— Vía Láctea.
—Destino.
— ¡Uf! NGC 3660
— ¿Formas de vida?
— Sí, tercer planeta en órbita alrededor de la estrella.
—Nivel.
—Veamos. Tecnológico: clase VIII
—Mm. Espiritual.
— ¡Vaya! Clase I
— ¿Tan primitivo?
— Sí.
—Perspectivas.
—Pues imagínate, un 0´9% de viabilidad. Lo tienen crudo, ahora entiendo lo de NGC 3660.
—Te recuerdo que todo el procedimiento quedará registrado.
—Sí, claro. Mis disculpas.
—Procedamos con la comunicación.
— ¿Es necesario? Con esa descompensación y porcentaje de viabilidad, será una pérdida de tiempo.
—Comunicación, Gabriel. Cumplamos con el protocolo.
—De acuerdo, de acuerdo. Transmisión abierta. Todo tuyo, Rafael.



Pili conducía por la carretera desierta con la sensación de que era el último ser vivo sobre la Tierra. A su alrededor se extendían campos de terrones resecos solapándose hasta desaparecer en el horizonte. La carretera, tiesa, horadaba la llanura intentando huir de si misma y en el cielo vacío, un sol empecinado en fulminar todo aquello que estuviera a su alcance, caía a plomo sobre el pequeño utilitario que avanzaba sobre la calzada.
Pili suspiró. Se había perdido. El puto atajo que le habían indicado en San Miguel, se le había atragantado. Como siempre.
—Normal en alguien que tiene el sentido de orientación de una mesa camilla—, se dijo, cabreada.
Observó el indicador de combustible: casi en reserva. Punto de no retorno. No le llegaba para volver a San Miguel que, de todos modos, no tenía gasolinera. Así que era hacia adelante. Probó el móvil de nuevo. Nada, sin cobertura.
—Me cago en todo— masculló. — ¿Quién me mandaría meterme en este lío?—.
Tuvo que reconocer que ella misma. Si no hubiera dejado la autovía para visitar ese campanario…
Tengo que sacarle una foto para el blog.
Si el café hubiera podido esperar…
No aguanto más, sólo llevo tres hoy.
Si hubiera hecho oídos sordos a la verborrea del abuelete…
¡Qué majo! Estoy por sacarle una foto.
Y sobre todo, no hubiera creído lo del atajo para ahorrar media hora…
Con el tráfico que hay hoy, los adelantará a todos.
¡Coño! Ya habría llegado a Zaragoza hacía una eternidad. Las tres de la tarde y friéndose en una estúpida carretera en ninguna parte. Lo que más le escamaba era lo del móvil, no comprendía cómo demonios podía estar sin cobertura. Tenía que ser un fallo del aparato, pues se iba a enterar la de la tienda… Fue entonces cuando sonó el Tubular Bells de Mike Oldfield. Dio tal respingo que casi se salió de la carretera. Le costó unos segundos reconocer el sonido de su propio móvil.
— ¡Coño! ¡Coño!— se detuvo, cogiéndolo a toda prisa mientras apretaba la tecla para responder.


—Transmisión establecida, Rafael.
—Saludos, te habla Rafael, Coordinador del Nexo de Transición Galáctica.
Un chisporroteo de estática le hizo torcer el gesto.
—La comunicación es fallida, Gabriel— comentó, irritado.
—No lo comprendo, no percibo anomalía alguna. A ver si ajustando… ¡Espera! Se oye algo.
— ¿Hola? Estática… eres? Estática… ¡dito móvil!
—Afina la transmisión, Gabriel.
—Me temo que esto es lo mejor que te puedo conseguir. No comprendo qué ocurre.
Rafael suspiró.
—Te habla Rafael, Coordinador del Nexo de Transición Galáctica— repitió.
Estática… exo? estática… odo!
—Ra-fa-el. Soy Rafael. No consigo llegar con claridad.
—Pero te ha oído— matizó Gabriel, satisfecho.
Estática… afa! Estática… or fin!!! Estática… oy perdida!!!
— ¡Me ha reconocido!— exclamó Rafael. –Y sabe que están en peligro.
—Eso parece— respondió Gabriel. —Asombroso.
Estática… yúdame. Estática… guíame.
— ¡Te pide ayuda!— Gabriel agradeció que Rafael hubiera insistido en entablar la comunicación. Quizás quedaba esperanza para los seres del tercer planeta.
—Calla. Necesito concentrarme. Te guiaré— le respondió a la voz. —Pero has de merecerlo.
Estática… lo qué? Estática
—Demostrad que vuestro crecimiento espiritual es posible, que no está atrofiado por vuestra tecnología.
Estática… ojones estática… blando? Estática… engo de San estática… ime estática… camino
—No hay duda— aplaudió Gabriel. —Sabe quiénes somos y quiere conocer el camino. Hay que ayudarles.
Rafael frunció el ceño no demasiado convencido.
—No sé si de veras nos comprende.
— ¡Vamos! Un poco de imaginación, ¿por qué crees que te pide ayuda?
— Quizás, pero de todas formas eso sólo es posible si poseen la sabiduría, Gabriel. Lo sabes bien.
—Hazle la pregunta— le animó Gabriel.
—Dime el nombre de Dios— pidió Rafael con solemnidad. –Uno de sus infinitos nombres tan solo, y no transitaréis a NGC 3660.
Estática… sesenta? Estática… solina estática… yúdame!!!
—Un nombre— repitió con firmeza. —Un nombre y te ayudaré.
Estática… mbre? Estática… oño!!! Estática… amón!!! ¡¡¡Pi… Estática
— ¡Ahí lo tienes!— exclamó Gabriel entusiasmado. —No sé qué eran “oño” ni “amón”, pero ha dicho π y ese es uno de sus nombres más elevados. No es conocimiento al alcance de cualquiera.
Rafael sonrió, él también se alegraba y mucho.
—Seréis llevados devuelta a vuestro origen. Tendréis una segunda oportunidad. Aprovechadla. Saludos de Rafael—. Cortó la comunicación sintiéndose muy satisfecho.
—Habrá que informarle a Él— dijo Gabriel. —También se va a alegrar.
—Lo sé— respondió Rafael. —Lo sé.

— ¿Devuelta? ¡Rafa! ¡Que no tengo gasolina! –chilló Pili, pero el móvil se había vuelto a quedar sin cobertura. — ¡Cuando pille al capullo de Rafa, se va a enterar!—. Arrancó el coche y dio la vuelta en dirección a San Miguel. Sabía que se quedaría tirada antes de llegar, que le tocaría andar hasta el pueblucho y encima pedir por favor que le dieran algo de gasolina. Maldijo de nuevo a su hermano Rafa:
—Mamón. Estará en casa con papá y mamá poniéndose las botas. ¡Dios mío!— gritó golpeando el volante. —Ya podías echarme una manita.
El utilitario se alejó por la carreterucha levantando una nube de polvo. Atrás dejó la quietud: campos recostados, un sol justiciero y una zarza que ardía sin consumirse.

3 comentarios:

JAVIER dijo...

Como he comentado en respuesta a tu comentario en mi blog, uno de los que ya he leido ha sido el tuyo. Socarrón, cachondo, y con un punto de mala leche ;)
En definitiva, un placer leerte
Y todo lo incluído en el CD tiene un gran nivel: cómics, relatos, poesías, entrevistas, músicas, etc
Un CD muy, muy recomendable

(incluso salgo yo...¡¡¡!!!) :)

Anónimo dijo...

jojojo que buenos los arcangeles.
un saludo

Anónimo dijo...

Lo he leído un par de veces y me he reido a gusto. Mu bueno
Xosé