miércoles, 19 de noviembre de 2008

Homenaje




La inclinación hacia la lectura es una semilla que hay que cultivar con mimo y yo tuve la suerte de contar con quienes la cultivaron en mí. Empezando con mis padres que nunca tuvieron que decirme que leyera, simplemente pusieron los libros a mi alcance y yo, huelga decirlo, aproveché la ocasión. Pero no sólo fueron ellos quienes abonaron mi gusto por lo escrito, recuerdo varios profesores –todos de literatura– que también lo hicieron y hubo uno en particular al que recuerdo con especial afecto.

Cuando contaba con doce años y estudiaba en el colegio Escolapios de Getafe, Madrid, contábamos con un profesor de Lengua Española al que por muchas razones, y todas buenas, jamás olvidaré. Se llamaba Félix, lamento no recordar el apellido, y para nosotros era desde luego, "Don Félix".

Era hombre de letras y eso se leía en su mirada entusiasta cuando hablaba de autores y de libros. Tuvo ese hombre la feliz ocurrencia de concedernos un tiempo cada semana para leer lo que quisiéramos de la biblioteca con la que contábamos en el aula. No voy a engañar a nadie y tengo que admitir que la mayoría de mis compañeros dedicaban ese tiempo a la holganza, pasarse notitas más o menos “secretas” o permitir que las letras de la página que tenían delante, se emborronaran mientras ellos vagaban por los parajes de la imaginación.

Hubo de nosotros sin embargo, quienes sí aprovechábamos ese tiempo y fue en esos tiempos cuando descubrí dos obras que dejaron huella: La Ilíada y La Odisea. Abrir esos libros fue como abrir los ojos a un mundo increíble dónde los héroes, los dioses, el honor, el amor, la amistad… eran llevados a unos extremos grandiosos y épicos que yo vivía con tal intensidad, que cuando se acababa la hora de lectura, casi tenían que pegarme para que dejara el libro en su sitio. Tengo el recuerdo de relatarle a mis compañeros, algo asombrados ante mi devoción por la lectura de tales mamotretos, como Melenao quería vengarse de Paris por robarle a su esposa, Helena. La intervención de Agamenón en defensa de su hermano Melenao. La muerte fortuita de Patroclo a manos de Héctor (mi favorito) y la terrible y cruel venganza de Aquiles por esta muerte . Y como finalmente, el causante de toda la terrible guerra -Paris- mataba a Aquiles de certero saetazo en el talón. Todo esto sin olvidar las intervenciones de los dioses, las increíbles piras funerarias, la astucia de Ulises urdiendo la artimaña del caballo (hecho relatado en La Odisea), el increíble viaje del citado Ulises, los cíclopes, las sirenas, Penélope, Telémaco… Yo que leía cómics de superhéroes tipo Spiderman, Patrulla X, etc. me encontré de golpe con un mundo de héroes muy por encima de cualquiera de los de la Marvel.

Disfruté muchísimo de esos dos libros y sé que esos – y otros cuya mención dejaré para otro momento- despertaron en mí el deseo de crear mundos similares, de escribir en suma.

Justo es por lo tanto, que desde aquí ofrezca este modesto y agradecido homenaje a Don Félix, un excelente profesor y excepcional persona.

7 comentarios:

Anónimo dijo...

Comparto contigo ese sentimiento de gratitud hacia los profesores. Siendo niños o adolescentes no nos damos cuenta del incalculable valor de aquello que nos dan y que, como en el caso que narras, terminan por formar nuestra personalidad. Todos tenemos uno o varios profesores a los que nunca olvidamos.
JM

Anónimo dijo...

Si es cierto que maestros y familia influyen en esto de los hábitos.Yo recuerdo ver a mi hermano leyendo siempre,pero lo que recuerdo con mayor ilusión fue cuando siendo unos crios, me dejo leer sus tan preciados comics de Marvel(spiderman, los 4 fantásticos.....)Do you remember?.

Anónimo dijo...

Si tengo un libro sin leer a mano no estoy solo. Sin leer no sé vivir.

Anónimo dijo...

He leído a la luz de una linterna y he forzado mi vista para leer en noches de luna llena,cuando era un niño y en un libro con letras grandes, lo conseguí, lástima que ahora me lloren los ojos cuando leo más de una hora.

Enric Herce dijo...

Un profesor muy inteligente, Don Félix. La literatura se tiene que escoger así, por voluntad propia, no vale imponer lecturas obligatorias que consiguen el efecto opuesto.
No hace falta ni decir que sin un entorno familiar adecuado, en las escuelas ya se puede cantar misa. Detrás de un adulto que no lee casi siempre hay un hogar paterno sin libros en las estanterías.

J.E. Alamo dijo...

Leer es descubrir nuevos mundos, perderse eso es perder horizonte. A don Félix nunca le estaré lo bastante agradecido.

José Angel Muriel dijo...

El año pasado leí La Ilíada (por fin) y, aunque no es una lectura fácil, me fascinó. Tengo pendiente La Odisea, pues la edición que leí no era completa.

Leer es disfrutar, vivir otros mundos...