La escena que viene a continuación está transcrita tal cual ocurrió. Los protagonistas: el que escribe y Sarah, mi hija de seis años.
-¡Papi!
-Voy, cariño, venga que es hora de levantarse.
-Anoche soñé una pesadilla.
-¡Vaya! ¿Y qué soñaste?
-Estábamos en una casa muy grande con las paredes blancas, tenía el tejado rojo. Había un árbol que tenía una puerta. Decíamos “Ábrete” y se abría.
-¿Y qué había dentro?
-No lo sé, me daba miedo entrar. Nos tuvimos que ir a vivir a mi habitación porque yo tenía miedo.
-Voy, cariño, venga que es hora de levantarse.
-Anoche soñé una pesadilla.
-¡Vaya! ¿Y qué soñaste?
-Estábamos en una casa muy grande con las paredes blancas, tenía el tejado rojo. Había un árbol que tenía una puerta. Decíamos “Ábrete” y se abría.
-¿Y qué había dentro?
-No lo sé, me daba miedo entrar. Nos tuvimos que ir a vivir a mi habitación porque yo tenía miedo.
-¿Y qué pasó luego?
-Nada, pero tenía miedo.
6 comentarios:
De tal palo... :-D
Xosé
Divina inocencia. Fabuloso subrealismo. Y nos arrebataron el de poder ser niños, para siempre.
Un relato precioso. Cuantas veces nos complicamos escribiendo descartando cuentos mágicos que tenemos ahí mismo.
De acuerdo con Xose,Sarah promete, ve tomando notas, seguro que algún día entrará en el árbol.Fdo:Vacapollo
¿Influencias paternales? :D
¿La imaginación afilada, desbordante y morbosa? ¿Qué te hace pensar eso? ;-)
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