miércoles, 8 de julio de 2009

Alarido de Dios: la Historia Prometida



”Luchas a espada, torturas y venganzas. Hombres malos y hombres buenos, piratas y bellas princesas. Monstruos de todas las clases y tamaños. Milagros y amor verdadero”. Esta es la descripción que el abuelo (Peter Falk) hace a su nieto enfermo (Fred Savage) del libro que quiere leerle para hacerle su estancia en la cama más llevadera. El resto como se suele decir, es historia y todos (y de no estar inlcuido en ese todos, ponle remedio pero ya) sabemos que estamos asistiendo al principio de la película La Princesa Prometida. Una obra que socava con un magnífico sentido del humor los cuentos sobre Princesas en apuros y chicos guapos que acuden a rescatarlas. Ojo que el libro en que se basa la película es más duro, cínico y con un final menos redondo, pero también es un gran libro de William Goldman. Y lo curioso es que arremetiendo como arremete contra los cuentos de hadas, se ha convertido en un referente de los mismos.

Y si menciono lo anterior es porque tengo la sensación de que algo parecido podría ocurrir con Alarido de Dios dentro del género épico, fantástico, heróico o cómo queráis definirlo.
Vamos por partes, estamos por encima de todo ante una gran novela bien escrita, estructurada, ágil y densa a la vez y que a nadie dejará indiferente. Personajes muy bien definidos, profundos y muy pero que muy humanos, tanto para bien como para mal. Los "escenarios" se viven sin dificultad, ya sea el campo de batalla, las ciudades y pueblos, las cumbres heladas o los antros más miserables. (Sin dificultad pero con el corazón encogido. Que nadie se engañe, Vilar no nos va a llevar de paseo por el campo a coger margaritas, si acaso vamos a decapitarlas y procurando que sufran).
El libro retoma temas que el mismo autor abordara en Los Navegantes y al igual que a ese primer libro, muchos han dado en denominar esta obra como una desmitificación del género fantástico. Por lo tanto, ¿es Alarido de Dios un ataque frontal al género tolkiniano? Yo diría que no, que es más bien un ataque a la guerra, al monstruo que anida en cada ser humano, a nuestra bestialidad en cuanto raspas un poco el barniz de civilización que nos permite ofrecer otra apariencia. Es una risotada burlona hacia la idea de que pueda haber nobleza en la batalla, en el saqueo, en la matanza... Vaya, uno casi acaba prefiririendo no ser miembro de la especie humana. Y sin embargo, con todo eso, es también un canto al amor, a la amistad, al valor, a la esperanza y en suma, al ser humano. Sí, el mismo ser humano que Vilar se ha dedicado a despellejar (a veces en sentido literal) ante nuestros ojos, desafiándonos a encontrar algo noble que valga la pena salvar en esos seres miserables capaces de las mayores atrocidades. Y lo hay a pesar de todo, aunque quizás en los corazones donde uno menos esperaría hallarlo.
¿Qué más podría decir del libro? Pues que me dejado dos días rumiando y también me ha convencido, si es que no lo estaba ya, que José Miguel Vilar-Bou es un auténtico talento literario que ha conseguido un libro épico sobre la condición humana y que al final, tras atiborrarnos de intestinos, nos deja la puerta abierta a la esperanza.
Chapeau, Josemi.

2 comentarios:

VERONICA LEONETTI dijo...

Excelente crítica para un excelente libro.

J.E. Alamo dijo...

Lo es, lo es... al libro me refiero :-)