Y aquí estoy aunque no del todo, tras volver de Roma y haberme dejado parte del alma en la bien llamada Ciudad Eterna. Son dos mil setecientos años que la ciudad exhibe en ocasiones al modo de una ninfa (Dafne mismamente) y en otras al modo de una vieja buscona, pintarrajeada y devuelta de todo, pero inmensa y con mucho que enseñar.
Ahora ando por estos andurriales entreteniendo los últimos días libres de la familia, mientras el pensamiento se me va una y otra vez a esa ciudad donde por debajo del tráfico caótico resuenan los cascos de caballo, y a la que espero un día volver que para eso he cumplido rigurosamente con el rito de la Fontana de Trevi. Eso sí, jamás volveré en agosto que para pegar esas sudadas me apaño bien en Valencia.
Fino a presto Roma!
4 comentarios:
Bienvenido de regreso, Joe, al menos la parte de ti que no ha quedado dulcemente atrapada en la città eterna.
Bienvenidos Joe. No hemos estado nunca, pero siempre imaginé que si alguna vez me acercaba, me pasaría como a ti. Habrá que ir para comprobarlo.
Besos
Carmen
Roma en agosto... valiente!
En fin, que yo acabo de regresar de Toscana.
Un saludo!
PD. Ah, y te he dejado un pequeño premio en mi blog
Nunca vuelves del todo de una ciudad que te ha hechizado o que sientes un poco parte de ti.
Increíble lo seductor que pude ser el caos.
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