jueves, 6 de mayo de 2010

Long John Silver

Jim Hawkins, Long John Silver y su loro.
Obra de N. C. Wyeth


No hace mucho, charlando con un estudiante de la E.S.O., salió el tema de los piratas a colación y pasamos de los piratas en el cine a los de la literatura. Mi asombro fue enorme cuando me reconoció que no tenía ni idea de quién era Long John Silver. Le recomendé que se leyera la que es una de las mejores novelas de aventuras jamás escrita y además, que no desdeñara algunas obras más del autor escocés como "El Doctor Jeckyll y Mr. Hyde" o "La Flecha Negra".

De las versiones cinematográficas, le dije que yo me quedaba con la de 1934 de Victor Fleming y con la interpretación de Wallace Berry en el papel de Long John Silver. Supongo que fue la que vi de crío y se me quedó grabada, pero versiones para la gran pantalla y series para la pequeña, hay muchas y bastantes son más que dignas.



Mientras esperaba salió un hombre de otra habitación lateral, y en cuanto lo vi estuve seguro de que era John el Largo. Tenía amputada la pierna izquierda por junto a la cadera, y bajo el brazo derecho llevaba una muleta que manejaba con maravillosa destreza, saltando de aquí para allá como un pájaro. Era muy alto y muy fuerte, con cara tan grande como un jamón..., fea y pálida, pero despierta y sonriente. Estaba, por lo visto, del mejor humor, pues no dejaba de silbar, mientras iba de una mesa a otra, con una palabra jovial o una palmada en el hombro para los parroquianos más favorecidos.

Pues bien; para no ocultar nada, he de decir que desde la primera mención de John el Largo en la carta del Squire Trelawney se me había metido en la cabeza el temor de que pudiera ser el propio navegante con una sola pierna que me había tenido tanto tiempo en guardia en el «Almirante Benbow». Pero una sola mirada al hombre que tenía delante fue suficiente. Había visto al capitán y a Perro-Negro y al ciego Pew y sabía yo bien cómo era un bucanero..., cosa muy distinta, según mi idea, de aquel tabernero amable y limpio. Me reanimé, pues, al punto, traspuse el umbral y fui derecho adonde estaba el hombre, apuntalado con la muleta, hablando con un parroquiano.


(Fragmento de La Isla del Tesoro de Robert Louis Stevenson)

6 comentarios:

roberto dijo...

"La isla del tesoro" es de esas primeras lecturas que nunca se olvidan. Un clásico, vamos.

Dani dijo...

Todas esas lecturas las hice ya de mayor (de adolescente apenas leía... de hecho, "La flecha negra" es uno de los últimos libros que he leído!); total, que Stevenson me parece inmenso, inconmensurable. Uno de mis cuentos favoritos, de toda la literatura mundial, es su "El diablo en la botella", imprescindible.

Innsmouth dijo...

Long John fue ese personaje que en mi infancia me hizo comprendser bien qué era eso de ser una persona con carisma.

J.E. Alamo dijo...

Long John tiene ese punto tierno que hace que uno le perdone lo canalla que es.
Leer o releer La Isla del Tesoro cada cierto tiempo, es todo un placer.

Heather Lazarus dijo...

I have a deal with my son that he reads 'a classic' every summer. Two years ago it was Treasure Island, and he's been thanking me ever since!

J.E. Alamo dijo...

He should, I´ll never forget the first time I read it... Wow!