Sergio Mars se define como autor de ciencia ficción por encima de otras etiquetas, (aunque me da que es enemigo precisamente de eso: las etiquetas), y es un buen autor de CF "hard" o rigurosa como lo prueban el reconocimiento y los galardones que su obra ha recibido. Y, sin embargo, cuando ha tomado la decisión de emprender incursiones en otros géneros, como el de terror que nos ocupa ahora, su solvencia es más que notable, hasta el punto de que esa capacidad sitúa su terror a la altura de su ciencia ficción.
El Precio del Barquero, editorial Saco de Huesos, es una antología de relatos de terror unidos, o hilvanados, por un sexto relato que sirve de "presentación" a cada historia. Cada uno de los relatos se puede leer de manera independiente sin problema alguno, a excepción de ese sexto que sí depende de los otros cinco para tener sentido. Y es esa historia que enhebra las demás, con un protagonista sin nombre y que habla en primera persona, la que acaba protagonizando el propio lector. ¿Y qué hace a cambio el escritor?: se mete en la piel de nuestra guía por el Hades, la mismísima Aisa.
(Aisa, también conocida como Átropos, es nada menos que la mayor de las tres moiras griegas. Era ella quien decidía cuándo se cortaba el hilo de la vida de cada mortal. Los relatos de Sergio están trufados de mitología, pero lo están de manera que no entorpecen la lectura aunque sí despiertan la curiosidad).
Son cinco las vidas que recorreremos con nuestro/a guía y en ellas nos asomaremos a lo más oscuro y terrorífico del alma humana.
Sergio/Aisa recurre al empleo de la palabra justa y la frase tajante y medida con precisión quirúrgica. Con este envoltorio perfila sus entornos y personajes y los devenires de estos con frío realismo, sin margen para la redención de última hora. Todo lo escrito lo es con la lógica y "divina" crueldad presente en las mitologías a que alude el autor y lo cierto es que los mundos creados por Sergio tiene total coherencia.
La primera de las historias es el Fotógrafo de Epitafios y para mi gusto, es la mejor. Retrata una obsesión y los límites que estamos dispuestos a cruzar con tal de satisfacer nuestra ambición. Lo malo es que estar dispuesto a cruzar un límite sin conocer el precio, es arriesgado. Muy arriesgado.
El Precio del Barquero es el segundo relato y además, el que da título a la antología. Esta historia escalofriante posee un ritmo endiablado que agota el aliento y culmina con un desenlace que te deja boquiabierto, aunque la posterior reflexión concluya que no había otro más adecuado.
Una Presión Excesiva es, a pesar de su título, una excepción dentro del tono "presionante" del resto de la antología. Y lo es en el sentido de que al acabar esta historia de ingenio y venganza, lo hice con una sonrisa. No es cuestión de comentar mucho más por si desvelo algo esencial, pero topar con este relato justo en la mitad del libro, no me pareció para nada casual.
Jugos de una Hierba de Hécate confirmó mi sensación de que el anterior relato era una suerte de sorbete para aclarar el paladar de la mente, porque la cuarta es una historia asfixiante, cortante, angustiosa y sin concesión alguna a la galería. Drogadicción, egoísmo, deshumanización, ... No cabe duda del mensaje final: si la haces, la pagas.
Y culmina, o casi, el libro con Benadrel, quizás el relato más cercano por tratar de una lacra de nuestros días: la mal llamada violencia de género o los, sencillamente, repugnantes malos tratos dentro de la pareja. La visión de Sergio/Aisa es todo menos amable y dibuja un escenario duro e inhóspito con personajes marcados desde el principio por su destino. Probablemente el tema exija esta dureza. La ausencia de "amabilidad" a lo largo de toda la obra, aquí adquiere mayor relieve. Hay tragedia, se sabe desde el principio, pero los giros del argumento y su culminación son tan sorprendentes como sobrecogedores.
Dije que Benadrel era casi la culminación del libro, y esto es así porque al final asistimos a la conclusión de la sexta historia que hemos protagonizado cada uno y donde Sergio/Aisa nos ha guiado por su particular infierno. Y como no podía ser de otra manera, ahora se nos exige que paguemos el Precio del Barquero... ¿Qué esperabais?
12 comentarios:
Muchas gracias, Joe.
No había pensado en eso de la identificación entre mi persona y Aisa pero... creo que tienes razón. ¡Con razón me caía bien pese a ser tan estirada!
PD: Y tienes razón, nada de etiquetas.
Acabo de pillarme El rayo verde en el ocaso y La mirada de Pegaso, quiero ver a Sergi en su salsa, este lo dejo para otra ocasión.
Parece que ha habido un cruce. De momento espero leer pronto La mirada de pegaso, que debería llegarme (debería haberme llegado) con 'Penitencia'.
Ya esta en la pila; una pila que se ha hecho muy grande, muy grande. Pero leyendo las palabras de Joe, a uno le entran ganas de saltarse el orden de lectura y empezar por acá.
No te creas, Enric, esta salsa también es mía... aunque le echo más tomate.
Estoy con Sergio; nada de etiquetas.
Y estoy con Sergio, leyéndolo (doblemente, soy así).
También odio las etiquetas y eso en un país donde hay una necesidad casi patológica de ponerle una a todo el mundo. Y sí, Sergio tiene voz propia y potente en el terror.
Gracias por la recomendación.
Por cierto, ya he puesto algo sobre tu libro en mi blog, espero que te guste,aunque la reseña de libros no es lo mío. Besos.
Nada más lejos de mi intención que etiquetar, a mí lo que me pone es la heterodoxia. Pero como Sergi es el primero en reivindicar la ci-fi hard y todavía no había leído ninguna de sus obras publicadas, de relatos sueltos unos cuantos, pues voy a empezar por ahí. Aunque sea por mantener el orden de publicación y sin menosprecio de la presente.
No, Enric, cuando hablaba de etiquetar no me refería a ti ni mucho menos. Es cierto que Sergio se ha hecho un nombre como autor de hard y de hecho yo también lo considero como tal, pero como he hablado con él varias veces, sé que le encanta el terror y...¡ojo! también la fantasía.
Perdona Joe, creo que hay un desliz, El Precio del Barquero está editada en Saco de Huesos no en AJEC, que lo pones al principio. ;)
Fer
Cierto, cierto, Fer, ya está corregido y gracias.
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