sábado, 30 de abril de 2011

La Pesadilla



Esta mañana Sarah y yo hemos salido a comprar un regalo para Mamá. De camino me ha comentado que yo no le había dado la vuelta a su almohada la noche anterior (nuestro recurso secreto para impedir que tenga pesadillas). Le he dicho que lo había hecho cuando ella ya estaba dormida, lo cual es cierto. A pesar de ello, me ha contado que había tenido una pesadilla, una terrible.

Mamá y yo veníamos de comprar y unos chicos me preguntaron si podían hablar. Les dije que sí y entonces uno dijo: "arriba a la izquierda" y le clavaron un cuchillo en el corazón a Mamá. Entonces había el ruido como el de dos palos chocando y era el corazón de Mamá. Le he acariciado la cara y ha dejado de respirar fuerte y se ha puesto bien...

Jamás he vuelto a sentir un terror tan puro y cerval como el de la infancia; anoche me temo que le tocó a mi hija. Por cierto, le hemos comprado un ramo de tulipanes y Sarah le ha hecho un dibujo precioso.

5 comentarios:

Enric Herce dijo...

Con amuletos tan poderosos como esas flores y el dibujo, ni la más oscura pesadilla tiene la menor oportunidad.

Sim dijo...

Una madrugada mi hijo pequeño me dejó temblando: Gritaba y lloraba en medio de una pesadilla. Se despertó, y rilando dijo que estaba soñando que él era de chocolate, que había empezado a comerse a si mismo y no podía parar... Que chungo..

J.E. Alamo dijo...

Sí, Enric, los dibujos de mi hija son un estallido de color.
¡Uf, Sim! Esa pesadilla en realmente fuerte...

roberto dijo...

Me encanta tener pesadillas. Según los expertos en sueños, es muy saludable tenerlas, pese a lo que pueda parecer en un principio. Necesitamos tener pesadillas, vamos.

Por cierto, la del chocolate me parece una pesadilla buenísima (y muy dulce, desde luego).

Dani dijo...

"Entonces había el ruido como el de dos palos chocando y era el corazón de Mamá".