domingo, 9 de diciembre de 2007

Fragmentos del Futuro

Mi Diario, relato incluido en esta antología recopilada por Domingo Santos, fue mi primer escrito impreso en papel. Os anticipo algunas líneas. Confío que os guste.

DÍA 1
Hace treinta días que llegaron las esferas, un jodido mes y ya hemos vuelto a la Edad de las Cavernas. Ni luz, ni teléfono, ni nada de nada. Vamos que hace cuatro domingos estaba con Celia, mi chica, tomándome una pizza cuatro quesos con un rosadito divino y hoy he conseguido cazar un par de gatos, me creo el Arguiñano asándolos al fuego y cada vez que pienso en Celia me echo a llorar.
Somos seis. No nos conocíamos de nada, pero ahora un miembro del clan es tu padre, tu madre, tu hermano... ¡Tu familia, vaya!
Al principio los supervivientes íbamos a nuestra bola, estábamos como perdidos, nadie sabía qué hacer hasta que se organizaron los primeros clanes y empezaron a ocupar refugios -lugares en los que esconderse de las Esferas- y los solitarios como yo nos dimos cuenta de que solos acabaríamos mal. Ahora nadie se atreve a asomar el morro sin compañía por lo que te pueda ocurrir, así que sólo te fías de tu clan.
Luego están los “esferoides”, vendidos por comida y algún que otro lujo como saber que puedes dormir sin miedo a que te fulminen. Esos vagan por ahí y si te confías: ¡Zas! Te pillaron.
-No me puedo creer que se hayan cargado todos los ejércitos ¡Joder! ¿Dónde están los putos americanos?
Ese es Alex, un okupa, antipoder establecido, ya sea político o religioso, y antiyanqui confeso, de los de: ¡Yanquis go home y que os den por el camino! Ahora creo que se alegraría tanto de ver una bandera americana que sería capaz de besarle el culo a quien la llevase.
-Bueno, no te lo creas pero ni tele, ni radio, ni móviles, ni el puto tam-tam, así que más vale que nos hagamos a la idea: Nos jodieron.
Merche no es muy optimista, tampoco tiene motivos, vio como se hacían a toda su familia en un abrir y cerrar de ojos.
Salimos de día porque las esferas son nocturnas, como los putos vampiros. Vamos pateando a todas partes y eso que hay cientos de coches abandonados, pero no hay manera de conseguir que arranque uno, cuando abres el capó el motor está todo quemado y medio fundido como el queso en una hamburguesa. ¡Joder, lo que daría por una puta hamburguesa!
Tenemos la guarida en los almacenes de un supermercado en el que Merche trabajaba de encargada. La entrada del supermercado está totalmente bloqueada por un camión que se empotró contra ella. Imposible entrar por ahí, pero gracias a Merche, entramos y salimos por una pequeña puerta lateral de seguridad de la que conservaba la llave.
La ventaja es que aquí en el supermercado tenemos una provisión de protector solar para siglos y eso nos viene de cojones porque, desde que llegaron las esferas, tomas el sol más de treinta minutos y la has cagado. Primero manchas, luego una especie de lunares repugnantes y al final la carne se cae a trozos. Todo eso en un día. A Celia también le ocurrió algo semejante aunque no tuvo nada que ver con el sol. Algo que las hijas de la gran puta estelar soltaron en el aire la afectó. Prefiero no pensar en eso. Así que nos embadurnamos bien con el protector y luego nos tapamos bien con toda la ropa que tenemos.
Alberto, el abuelo del grupo, lo menos es cuarentón, tiene algo de científico o al menos eso dice él, a mí me parece más profesor de primaria. Tiene una teoría y es que las esferas al llegar se cargaron un buen porcentaje de ozono y por eso el sol es mortal.
Claro que ése no es el único peligro del día. Están los esferoides que he comentado antes. Esos localizan las presas para que sus asquerosos amos las cacen por la noche. El problema es que no puedes saber quién es un esferoide, así que ¿la solución? : Le pegas cuatro tiros a cualquiera que parezca que te está siguiendo.
La última humana del grupo es Eva, una ex-pija, ex-aspirante a modelo y a anoréxica, que se pasa el día quejándose de todo y jurando por Piolín. ¡¡Cómo se entere un día que los guisitos de conejo son de gato!! Bueno, siempre le puedo decir que se ha comido a Silvestre y a lo mejor hasta le coge el gusto.
Esta noche me toca guardia con Lucas. Lucas es el perro y es el sexto miembro del clan. Los perros no temen a las esferas y las huelen a distancia. Es raro que se cabreen tanto en cuanto las huelen, se vuelven como locos y hasta dan miedo. Lo jodido es que no tienen ni la más mínima oportunidad contra una de esas hijas del infierno, pero a nosotros nos viene de coña porque si Lucas se enfurece, hay que salir cagando virutas y rezar para que el animal las entretenga el tiempo suficiente.
Pobre animal.
Pobres nosotros.

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