lunes, 15 de septiembre de 2008

Dame otra de Gustavo A. Rives


Tengo al amigo Gus en plena fibre creativa. Si la semana pasada nos sobrecogía con El Contrato, esta nos atemoriza con otros demonios lamentablemente más cercanos.








Dame Otra




Qué sensación más extraña. Ha empezado como una mano que se va abriendo en mi estómago y ha ido subiendo hacia arriba insuflando un leve ahogo que quería salir por mi boca pero algo se lo impedía. Esa especie de mano ya la tengo en mi garganta y apenas me deja respirar, aunque noto como quiere seguir subiendo, hasta mi cabeza, mis pensamientos. La habitación comienza a dar vueltas a mi alrededor y la luz va marchitándose y distorsionando el entorno, fusionando sombras con sólidos, movimientos con quietudes. Ahogo y mareo se dan la mano y se ponen de acuerdo para ir de paseo con mi angustia. Perdiendo el equilibrio muevo rápidamente un brazo buscando apoyo, pero la habitación sigue girando como un carrusel y caigo al suelo como el saco de huesos que soy. Distingo una figura oscura que se acerca hacia aquí pronunciando unos ruidos ininteligibles y horribles. Un frío sudor empapa mi cuerpo en contraposición con el sofoco agobiante que me golpea al ritmo frenético de mi corazón, que se acelera por segundos. Noto la boca seca, será por la respiración que me va a mil por hora y algo me molesta al comprobarlo. Es mi lengua completamente pegajosa. Esto no me gusta, tengo miedo, no controlo nada. La figura oscura ya está casi encima, no sé qué pretende. No la entiendo pero le digo que no se acerque mientras trato de alejarme por el suelo arrastrándome como puedo e intentando levantar los brazos. Pero apenas tengo fuerzas ya, no distingo ninguna luz ni color, creo que voy a vomitar. Dios mío, ya está aquí.

* * *

- Joder macho, sí que te ha dado fuerte. Bueno qué, ¿qué tal?
- Uf, tío, esta no me ha gustado ni un pelo. Definitivamente la roja no.
- Ya te digo, si has estado dos horas ahí tirado.
- Voy a probar ahora la azul, venga, dame otra.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

¡Qué fuerte! La descripción de la sensación está muy lograda. Y ese dame otra, asusta por lo real.
Xosé

Anónimo dijo...

Espeluznante y estoy con Xosé, la cruda realidad.
Luz