martes, 11 de noviembre de 2008

El Susurro del Bosque de David Mateo


Crear una atmósfera es expresión utilizada tanto en el cine como en la literatura con bastante frecuencia. La cuestión que me he planteado, en más de una ocasión, es en qué consiste esa "ambientación" o "puesta en escena" - por usar lenguaje cinematográfico- y su importancia para el espectador/lector. ¿Resulta de veras tan determinante? "Opiniones tantas como riñones", decía un conocido mío, y la mía es que sí, que no sólo es fundamental, también es definitoria de si nos encontramos ante un escritor que sabe lo que se lleva entre manos o no.
Sumergirse en el tempo de la obra, vivir con los personajes sus alegrías, tristezas y miedos. Sentir frío porque te dicen que hace frío, aunque estés leyendo a pleno sol. Ver sombras en los rincones por el rabillo del ojo. Sentir la peste de la carne corrompida... En suma, volver a la realidad de manera traumática y la mayor parte de las veces, obligados.


¡A CENAR!


Notando como reprimimos las ganas de mandar a hacer puñetas a quien nos ha arrancado de ese mundo en el que estábamos inmersos hasta las sienes. O en ocasiones, agradecidos por esa misma interrupción que nos permite dejar atrás el horror que nos envolvía como un sudario. Aunque sea momentáneamente, porque sabemos que volveremos, nada podría impedirlo.

Eso, a mi modesto entender, es crear una atmósfera. Y ahí reside, justamente, el mérito de El Susurro del Bosque de David Mateo Escudero, cuya lectura ha inspirado la mayor parte de la parrafada anterior.

El autor ha construido un entorno claustrofóbico, espeso y asfixiante en el que ha pergeñado una historia de amor, venganza, intolerancia, mitos, leyendas... espléndidamente empaquetada con un lacito de lo sobrenatural, no nos fuera a faltar algo de tensión. Y por si introducirnos en esa cueva opresiva no bastara, David nos presenta unos personajes que recorren el pueblo de San Miguel y la jungla que lo rodea, llevándote con ellos, quieras o no quieras.


A veces no quieres.


Hacía tiempo que no leía un libro del tirón, tirón que ni siquiera House consiguió interrumpir, y si hay que ponerle un pero a El Susurro del Bosque, es que no tenga más páginas. Claro que, quién sabe si en ese caso llegaríamos cuerdos al final.

¿Queréis pasar un agradable rato terrorífico? Pues ya sabéis cómo.

6 comentarios:

José Miguel Vilar-Bou dijo...

Es curioso que en apenas tres días hayan salido tres reseñas de esta novela.
Como presunto adulto me encantó, aunque me hubiera gustado poder leerla también desde el prisma del adolescente.

José Miguel Vilar-Bou dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
J.E. Alamo dijo...

Ya os leí a Enric y a ti y os comenté que Susurro era el próximo en mi pila. Casualidades pero el libro bien lo merece.

Enric Herce dijo...

Empiezo a sospechar que esto de leer blogs amigos terminar creando algún tipo de sincronización sináptica. Voy a ponerme un gorrito de papel de aluminio. :)

Ya en serio, lo más curioso es que los tres hemos coincidido en el tiempo, pero tomado un enfoque distinto. Tú has dado mayor peso a la ambientación, José Miguel lo ha hecho desde el punto de vista de novela juvenil y yo he optado por la comparación con el original. Pa tó los gustos, ¡oiga!

J.E. Alamo dijo...

Enric, no hay tres lectores iguales. Todo lo afirmado por cada uno de nosotros, resalta a lo que damos valor a la hora deleer. Para gustos colores. ;-) (Yo ya tengo mi gorrito de aluminio)

Anónimo dijo...

Para mi gusto su narrativa es pesada y tiende a utilizar palabras "bonitas" para que parezca mejor. Soy un aferrimo seguidor de R.A Salvatore y me ilusione al saber de este escritor español, pero su narrativa desde mi punto de vista es nefasta.