miércoles, 13 de mayo de 2009

Las Tres Estaciones


-Papá, me gustaría que siempre fuera invierno en casa para poder dormir acurrucada todas las noches.

-Pero cariño, eso sería...

-Espera, espera. En el cole me gustaría que fuera siempre verano para poder llevar camiseta de tirantes.

-¡Ah!

-Y en el parque primavera para que siempre hayan flores.

-Bueno, supongo que eso no estaría nada mal. ¿Qué me dices del otoño?

-¿El otoño?

-Claro, las estaciones son cuatro: primavera, verano...

-Ya lo sé, ya lo sé. Déjame pensar.

-De acuerdo.

Transcurren dos minutos durante los cuales vamos hacia el colegio con todo el cuidado del mundo, hay que evitar pisar las tapas de alcantarilla o caeremos en la trampa de los demonios.

-¿Sabes qué?

-¿Qué?

-Que a partir de ahora sólo hay tres estaciones.

La dejo en el colegio con una sonrisa y la huella húmeda de un beso en la mejilla. No se me ocurre mejor forma de comenzar el día.

11 comentarios:

VERONICA LEONETTI dijo...

Los niños son increíbles. Son tan sabios, creativos, espontáneos. Y siempre saben como alegrarte el día.

Unknown dijo...

Los niños! Los niños! Siempre tienen una forma de arrancanos una sonrisa por muy duro que haya sido el día.
En el relato me sentía que yo era esa niña que hablaba con mi padre sobre las estaciones.
Un beso, gracias por compartirlo!

Monelle/Carmen Rosa Signes dijo...

A esa edad son tan tiernos... Muy dulce, dale un beso de nuestra parte a tu pequeña, es un sol.
Besos.
Carmen

milagros dijo...

A veces sorprende una respuesta de un niño, tan simple y tan sabia al mismo tiempo.

J.E. Alamo dijo...

Sinceramente, ya lo digo en texto, esas conversaciones con mi hija a primera hora no las cambio por nada.

Felisa Moreno dijo...

Estoy de acuerdo contigo, los niños son sorprendentes. Hablando de estaciones, un día me hija se pilló un berrinche porque decía que el otoño no podía empezar en septiembre, que ese era el mes en que ella nació y que era verano, que aún se podía bañar en la piscina. Se pasó más de una hora protestando, yo ya no sabía si reirme o castigarla por ponerse tan pesada.
Sigue deleitándonos con estas pequeñas anecdótas.
Un beso

Enric Herce dijo...

Los niños tienen la gran suerte de poder moldear su pequeño mundo a su antojo. Lástima que con la edad adulta perdamos esa capacidad, no tanto por falta de voluntad, sino porque ese mismo mundo se ha vuelto grande, complicado y a ratos inhóspito.
Tu hija es un fenómeno.

José Miguel Vilar-Bou dijo...

Un episodio bellísimo. Qué suerte saber reconocerlos y detenerse a verlos. Muchos no lo hacen.

NOE23 dijo...

Muy tierno, supongo que son cosas que sólo pueden apreciarse de verdad cuando eres padre.

NOE23 dijo...

Muy tierno, supongo que son cosas que sólo pueden apreciarse de verdad cuando eres padre.

Anónimo dijo...

Essssa niña, tambien es un poco mia...genial Sara tan sensible y ocurrente como siempre.fdo: Roseriver