-Lo que es estar hasta los cojones. Lo voy a mandar todo a tomar por culo y el que venga detrás que arree. Que se lo queden todo, hostia. Que se meten con los de siempre, los de a pie, los que curramos de sol a sol para sacar cuatro perras que no dan para nada. Voy a decir que soy inmigrante y que me den la pasta y todo lo demás. O me voy al paro y a tocarme las pelotas. O me corto un dedo y hala, inválido y a cobrar una pensión. Puta miseria, ponme otra copa y cargadita, o reviento a alguien.
La atmósfera se puede cortar con un cuchillo mellado. Creo que todos hemos aguantado la respiración a la vez. El que ha largado hasta quedarse sin aliento es al que apodan Farias, por motivos obvios. Un tipo cincuentón con una barriga prominente y un gesto entre amargado y desesperado del que cuelga un sempiterno Farias que en raras ocasiones he visto humear. Nunca le había oído proferir palabra hasta esta mañana, se ve que las estaba ahorrando para soltarlas de golpe. Facilidad tiene el hombre cuando se pone, eso hay que reconocérselo.
-Venga, tranquilo que te va a dar algo- aconseja el Piojoso colocándole la copa delante.
-¿Tranquilo? Hostia, Paco, que me lleven la furgoneta por aparcar diez minutos en los inválidos... ¡Ah! y que el cabrón no me la quiso desenganchar, que ya estaba en marcha y que no había nada que hacer.
-Coño, te cagaste en sus muertos.
-Ya- replica enfurruñado Farias.
-¿Cuánto te han clavado?
Farias hace un gesto vago con la mano. Se ve que ha terminado con las palabras que tenía guardadas porque vuelve a ser el tipo taciturno de siempre. De hecho, engulle la copa, paga y se marcha de estampida sin decir ni mu.
El Piojoso menea la cabeza. -Es que este habla poco, pero cuando se suelta...
-No es bueno aguantarse tanto- asiente otro habitual.
-No, porque revientas y entonces la acabas jodiendo.
-Sí, y cuando más duele.
El Piojoso me dirige una mirada cargada de intención. ¿Tú no serás de esos? preguntan sus ojillos piturrosos. Sonrío de medio lado. Claro que no, dice mi gesto, mientras le pago. A fin de cuentas yo escribo, pienso saliendo a la calle, y bastante. Y eso deshoga, ya lo creo.
5 comentarios:
Muy divertido. Me encantan las conversaciones de bares. Algún día escribiré una novela que sea solo eso, charreta de tugurio.
C .
A mí me parece que hay material para más de un libro así que anímate.
Joder, si desahoga. De no ser por eso a ver quien era el guapo que le daba por contar historias, cuando lo divertido es vivirlas.
Je, je. Buen párrafo final. Otra finalidad del arte de escribir, ¿verdad? Es cierto, a veces funciona.
Vaya que si desahoga escribir, me encantan las historios del bar del Piojoso, lo vas a catapultar a la fama.
besos
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