jueves, 28 de febrero de 2008

El Reflejo de un Reflejo


Carmen es una buena amiga y también una escritora inquietante que convierte lo cotidiano en terrorífico. Leed su relato, breve y contundente.




El reflejo de un reflejo Por Carmen Rosa Signes Urrea



¡Ahí está nuevamente! Si algo me resulta más sobresaliente en toda su fisonomía, quizás solamente apreciable por mi, es el miedo de su expresión y las palpitaciones crecientes de ese corazón, atrapado en nuestro reflejo, único vínculo que nos une y que me hace estremecer; estoy encerrado, pero nadie podrá nunca saberlo, a no ser que encuentre un modo para comunicarme con esa otra realidad, que ya no es la mía, o que consiga darle la vuelta a la situación, igual que ya ocurriera aquel día. El muy pícaro sabe que es posible, y traspasa frente a mí con cautela. Tiene miedo, lo sé.La vida continúa; no me falta de nada aquí y ahora, salvo la existencia que ya no me pertenece, y esa es la única cuestión que me angustia. Esa… y los míos. Me gustaría saber si son conscientes del cambio. Pequeños detalles, que me caracterizan, que me distinguen debieran alertarles; él es zurdo, y yo siempre fui diestro. ¿Por qué no lo ven? Siento como se acelera nuestro pulso cuando estamos cerca, y son esas palpitaciones las que confío que algún día le delaten. No voy a perder la calma. Deseo reservar mi rabia como arma en contra de esto tan inexplicable y terrible. Dejar que la demencia tome posesión de mi, sería sencillo; a veces los veo pasar; él no puede eludir su reflejo, sé que eso le preocupa; supongo que teme que pueda averiguar cómo darle la vuelta a todo; si él consiguió salir, ¿qué me impide retornarlo a su lugar? A su reflejo.Al desorden y la confusión de los primeros momentos, después de que me trasladara al otro lado, siguieron la reconstrucción de los hechos; el tropezón en aquel maldito espejo giratorio del vestidor del dormitorio, fue el culpable; en mala hora lo compré. Siempre me había parecido extraña la forma en la que me veía reflejado, el gesto de mi rostro tan inusualmente huraño, por lo que procuraba no arreglarme nunca allí. Esta realidad no sensorial me está afectando, me inunda de dudas. ¿Quién ha arrebatado la vida a quién? ¿Quién merece la angustia de una realidad atrapada en un reflejo?

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Un relato precioso, amiga Carmen. Me encantó

M Carmen Guzmán

José Angel Muriel dijo...

Curioso relato. Me ha recordado, no sé por qué, a "El retrato de Dorian Gray", quizá por la sensación de estar atrapado al otro lado.

Anónimo dijo...

El relato apunta a la claustrofobia. Inquieta y gusta. Ese es el objetivo, o ¿no?.

Anónimo dijo...

Muy inquietante, me gusta...