lunes, 5 de enero de 2009

Noche de Reyes


Tres fueron los Reyes Magos de Oriente que presentaron sus ofrendas al recién nacido de nombre Jesús.


Curioso que en la Biblia sólo sean mencionados en el evangelio de Mateo y más curioso aun que ni se les denomine reyes ni se mencione su número.


Y fueron estos Reyes, de nombres Melchor, Gaspar y Baltasar, quienes obsequiaron al niño con oro, incienso y mirra rindiéndole pleitesía como rey de los judíos. Indudablemente, siendo ellos personajes de tan elevada alcurnia, vieron en ese niño más que un simple rey cuando fueron a adorarle. Claro que esa visita fue causa de una de las más horrendas matanzas que relata la Biblia (y refiere unas cuantas, ya lo creo). Cuando las indagaciones de los Reyes sobre el paradero exacto de Jesús llegaron a los oídos de otro rey-Herodes-, este les rogó que, en cuanto averiguaran donde estaba el recién nacido, fueran a comunicárselo para poder él también adorarlo. Sin embargo, un ángel advirtió a los tres Reyes de las perversas intenciones de Herodes y escaparon sin decirle nada. Tal fue la ira de Herodes que ordenó la matanza de todos los niños menores de dos años con la idea de que así acabaría con ese supuesto rey de los judíos.
José, el padre putativo de Jesús, fue advertido en sueños de lo que se avecinaba y huyó a Egipto con su familia salvando así la vida de su hijo y muy probablemente, la suya y la de su mujer que en esos tiempos -y en estos también, me temo- cuando la cosa iba de matar, la gente tenía cierta tendencia a desenfrenarse.

Queda de toda esta historia la costumbre de pedirle a los Reyes Magos regalos para el día 6 de enero. Y es una gozada ver la ilusión en los ojos de los más pequeños y crédulos que algunos tenemos la suerte de tener en casa. Es una ilusión que se acaba con el tiempo, igual que Herodes acabó con la de muchos hace ya dos milenios, pero que ese sentimiento tenga continuidad y madurez depende de nosotros. Y no es tan complicado, simplemente hay que estar ahí para cogerles de la mano y recordarles que, en realidad, toda esa ilusión y esa magia provenía de nosotros: los padres y que tenemos la firme intención de seguir ofreciéndosela con el mismo amor que recreamos esos Reyes Magos para su primera infancia. Y luego a cumplir y ojo avizor, que los Herodes abundan y a nosotros no habrá ángel que nos avise.

¡Qué los Reyes sean espléndidos con todos vosotros!

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Gracias amigo el deseo es mutuo.
Mala

José Miguel Vilar-Bou dijo...

Veo que tienes una pequeña gran artista dándole luz a tu blog.
JM