Los Carnavales son una fiesta que hoy en día figuran en el calendario antes de la Cuaresma cristiana. Supone un periodo de descontrol y satisfacción de las apetencias carnales que antecede a ese otro -la citada Cuaresma- en el que se supone hay que reprimir todo tipo de impulsos, en especial los referidos a la carne. Curiosamente se nos enseñado que esa "restricción" carnal hace referencia a su ingestión cuando al parecer, en su origen la Iglesia hacía más bien alusión al apetito sexual.
Como ocurre con muchas otras festividades de la actualidad -Navidad, el Día de Todos los Santos, etc-, los Carnavales son herencia de antiguas fiestas y culturas paganas. Mención merecen en este sentido la fiesta de invierno romana (Saturnalia), las celebraciones dionisíacas griegas y romanas (Bacanales) e incluso algunas celebraciones cananeas, hindúes y andinas prehispánicas.
Las sociedades rurales de principios del cristianismo, sometidas a las estrictas leyes eclesiales, hallaron en estas fiestas de permisividad un desahogo a las citadas represiones sobre todo en lo que se refiere a las prácticas de conocimiento carnal. La Iglesia consiguió, de esta manera, incorporar una festividad de origen incierto y nada cristiano a su calendario y de paso, ofrecer un "respiro" a sus fieles. No es casual sin embargo, que los Carnavales antecedan a la Cuaresma, periodo en el que la abstinencia, el recogimiento y la represión de "bajos instintos" son la máxima a seguir durante este periodo.
De hecho, y en su afán de "cristianización", la Iglesia propuso como etimología del nombre de la fiesta la procedente del latín vulgar carne-levare, que significa alejarse de la carne. Otros estudios sin embargo, hablan de otro origen bien distinto: la palabra italiana carnevale, que significaba la época durante la que se podía comer. Siendo como ya he comentado, muy posible que el sentido de comer fuera bastante más amplio que el simplemente referido a los alimentos y su consumo.
Es a finales del siglo XX cuando otros estudios sugieren que el origen del nombre es otro. Entre otras propuestas, tenemos la de Carna, diosa Celta de los alimentos. Incluso hay afirmaciones en el sentido de que Carna-baal designa a una supuesta antigua tradición en la que se ofrecía carne nada menos que al dios Baal adorado por fenicios, cartagineses, babilonios, etc. Era una fiesta en que se celebraba la vuelta a la vida de Baal y con ello, la avenida del buen tiempo que propiciaba buenas cosechas. Curiosamente, este mismo dios fue considerado en épocas posteriores como un demonio por las tradiciones cristiana y judaica.
Es a finales del siglo XX cuando otros estudios sugieren que el origen del nombre es otro. Entre otras propuestas, tenemos la de Carna, diosa Celta de los alimentos. Incluso hay afirmaciones en el sentido de que Carna-baal designa a una supuesta antigua tradición en la que se ofrecía carne nada menos que al dios Baal adorado por fenicios, cartagineses, babilonios, etc. Era una fiesta en que se celebraba la vuelta a la vida de Baal y con ello, la avenida del buen tiempo que propiciaba buenas cosechas. Curiosamente, este mismo dios fue considerado en épocas posteriores como un demonio por las tradiciones cristiana y judaica.
Lo curioso es que independientemente del origen real de los Carnavales ( y no descartaría que tuviera más de uno), todos acaba confluyendo en lo mismo: los alimentos, la satisfacción de las necesidades basicas.
Hoy en día los Carnavales prácticamente han perdido cualquier connotación religiosa y no es más que una fiesta en la que la gente se disfraza y da rienda suelta a sus ganas de diversión. Y no es poco en unos tiempos en que la Cuaresma ha sido sustituida por una Crisis que amenaza con llevarnos a todos -creyentes, paganos y ateos- a una abstinencia obligada.
Hoy en día los Carnavales prácticamente han perdido cualquier connotación religiosa y no es más que una fiesta en la que la gente se disfraza y da rienda suelta a sus ganas de diversión. Y no es poco en unos tiempos en que la Cuaresma ha sido sustituida por una Crisis que amenaza con llevarnos a todos -creyentes, paganos y ateos- a una abstinencia obligada.
Así que a divertirse todo el que pueda, a reír, comer y beber y ...... (je, je). Y cuando llegue la Cuaresma (ergo, más Crisis) que nos quiten "lo bailao".
3 comentarios:
Ufffffffff, pues seguro que lo que has escrito será, como de costumbre, interesante. Pero me vas a excusar que en esta ocasión me haya quedado "pillao" con la foto del encabezamiento. Mejor la pones al final, o pocos te van a leer la columna. Jajajajaja.
¿conclusiones? ¿vale la carne o no vale la carne? ¿es la carne de guarro o es guarra la carne?
Muy bueno, sí señor.
M Carmen Guzmán
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