En 1994, el genial fotógrafo sudanés Kevin Carter ganó el premio Pulitzer con una fotografía tomada en la región de Ayod (una pequeña aldea en Sudan), que recorrió el mundo entero. En la imagen puede verse la figura esquelética de una pequeña niña, totalmente desnutrida, recostándose sobre la tierra, agotada por el hambre, y a punto de morir, mientras que en un segundo plano, la figura negra expectante de un buitre se encuentra acechando y esperando el momento preciso de la muerte de la niña. Cuatro meses después, abrumado por la culpa y conducido por una fuerte dependencia a las drogas, Kevin Carter se quitó la vida.
Siguiendo con los artículos que publiqué en su día en sedice.com, os ofrezco el último de ellos. La verdad es que parece que lo haya escrito ayer y es que hay cosas que no sólo no cambian, al contrario, van a peor.
La imagen que incluyo me llegó al mail junto con otras y bajo el título de 11 imágenes que hicieron historia. Esta me hizo llorar.
Programas de casquería con profesionales del despelleje y protagonistas de cartón piedra. Famosillos de méritos rastreros que ofrecen sus entrañas para que las devoren mientras el público aulla que quiere más sangre, más desamor, más groserías y más de todo que permita despellejar al atajo de desvergonzados e ignorantes que venden su vida por dinero. Queda todo justificado a la vista de los niveles de audiencia: hay que dar al espectador lo que el espectador desea y somos morbosos, fisgones y crueles. No es casualidad que los noticieros nos revuelvan las tripas –por no hablar del alma- con imágenes escabrosas, sanguinolentas que en nada refuerzan la información pero sí el nivel de atención. Ya lo hemos visto en carretera cuando la fila de coches desacelera a la vista de un accidente, a ver que conseguimos otear. Algo para contar luego con expresión horrorizada.
Todo es empresa y se dirige como tal. Toda acción que reporte una cuenta de resultados favorable, está justificada. El fin justifica los medios, quedó escrito hace mucho aunque no sé yo si Maquiavelo albergaba en mente estos fines tan mediocres.
Pan y Circo daban los romanos a la plebe con el fin de mantenerla apaciguada, como quien echa pienso a los cerdos para que se dediquen a lo suyo: engordar. Ya llegará la matanza, la hora de la verdad. Entonces se alzarán voces, se removerán conciencias y hasta contaremos con alguna manifestación que otra. El efecto durará una semana, dos a lo sumo. A fin de cuentas le ha tocado a otro. Luego volverá el maravilloso circo de la escatología a ofrecernos su prodigiosa función y la vida reemprenderá su curso. ¿Para qué sufrir? Ya firmamos las hojas que nos ofrecía Juan José Cortés, padre de Mª Luz, y meneamos la cabeza cuando vemos más abusos, más redes de pederastia, prostitución, abusos,… y de paso nos enervamos con las imágenes de la agresión a Jesús Neira o las últimas noticias sobre Marta del Castillo con avances al modo de las grandes series. Eso sí, lo mejor es luego apartar la mirada. No comentar en voz alta, eso sería como conjurar la adversidad. Si no digo nada, es como si no ocurriera. Ya tengo el ánima tranquila. A continuación, a ver de qué color es el pedo que se ha tirado el famosillo/a de turno.
-Ya verás como vende las fotos.
-No hay vergüenza.
-Ya te digo. ¿Has visto el ______ (escríbase aquí el nombre de la revista que se quiera) de esta semana?
-Sí, sí ¡Qué desvergonzada!
Afortunadamente, tenemos a los sabios de barra, algunos con copitas de más, aunque tampoco es que las necesiten para soltar su filosofía, afirmando que ellos lo arreglarían todo de un plumazo. Que tienen la solución para que todo vaya bien y dejemos de sufrir.
-¡Coño! Que no hay derecho a que nos hagan esto.
-Eso es verdad y es que no tienen ni puta idea.
-Nos ha jodido, lo que hay que hacer es tomar decisiones y si ese no vale…
-A la puta calle.
-Exacto, a la puta calle. ¡Mira que no llevarse a Raúl! ¡Qué manera de joder!
Y mañana es noticia que se casa no sé quién y que el otro declara que no serán felices y que el de más allá…
-Sí hombre, vamos bien pero si se hubiera llevado a Raúl…
Pues eso, a seguir engordando y cuando llegue San Martín, que le toque a otro.
Programas de casquería con profesionales del despelleje y protagonistas de cartón piedra. Famosillos de méritos rastreros que ofrecen sus entrañas para que las devoren mientras el público aulla que quiere más sangre, más desamor, más groserías y más de todo que permita despellejar al atajo de desvergonzados e ignorantes que venden su vida por dinero. Queda todo justificado a la vista de los niveles de audiencia: hay que dar al espectador lo que el espectador desea y somos morbosos, fisgones y crueles. No es casualidad que los noticieros nos revuelvan las tripas –por no hablar del alma- con imágenes escabrosas, sanguinolentas que en nada refuerzan la información pero sí el nivel de atención. Ya lo hemos visto en carretera cuando la fila de coches desacelera a la vista de un accidente, a ver que conseguimos otear. Algo para contar luego con expresión horrorizada.
Todo es empresa y se dirige como tal. Toda acción que reporte una cuenta de resultados favorable, está justificada. El fin justifica los medios, quedó escrito hace mucho aunque no sé yo si Maquiavelo albergaba en mente estos fines tan mediocres.
Pan y Circo daban los romanos a la plebe con el fin de mantenerla apaciguada, como quien echa pienso a los cerdos para que se dediquen a lo suyo: engordar. Ya llegará la matanza, la hora de la verdad. Entonces se alzarán voces, se removerán conciencias y hasta contaremos con alguna manifestación que otra. El efecto durará una semana, dos a lo sumo. A fin de cuentas le ha tocado a otro. Luego volverá el maravilloso circo de la escatología a ofrecernos su prodigiosa función y la vida reemprenderá su curso. ¿Para qué sufrir? Ya firmamos las hojas que nos ofrecía Juan José Cortés, padre de Mª Luz, y meneamos la cabeza cuando vemos más abusos, más redes de pederastia, prostitución, abusos,… y de paso nos enervamos con las imágenes de la agresión a Jesús Neira o las últimas noticias sobre Marta del Castillo con avances al modo de las grandes series. Eso sí, lo mejor es luego apartar la mirada. No comentar en voz alta, eso sería como conjurar la adversidad. Si no digo nada, es como si no ocurriera. Ya tengo el ánima tranquila. A continuación, a ver de qué color es el pedo que se ha tirado el famosillo/a de turno.
-Ya verás como vende las fotos.
-No hay vergüenza.
-Ya te digo. ¿Has visto el ______ (escríbase aquí el nombre de la revista que se quiera) de esta semana?
-Sí, sí ¡Qué desvergonzada!
Afortunadamente, tenemos a los sabios de barra, algunos con copitas de más, aunque tampoco es que las necesiten para soltar su filosofía, afirmando que ellos lo arreglarían todo de un plumazo. Que tienen la solución para que todo vaya bien y dejemos de sufrir.
-¡Coño! Que no hay derecho a que nos hagan esto.
-Eso es verdad y es que no tienen ni puta idea.
-Nos ha jodido, lo que hay que hacer es tomar decisiones y si ese no vale…
-A la puta calle.
-Exacto, a la puta calle. ¡Mira que no llevarse a Raúl! ¡Qué manera de joder!
Y mañana es noticia que se casa no sé quién y que el otro declara que no serán felices y que el de más allá…
-Sí hombre, vamos bien pero si se hubiera llevado a Raúl…
Pues eso, a seguir engordando y cuando llegue San Martín, que le toque a otro.
6 comentarios:
Muy cierto lo que dices. Ahora me vienen a la cabeza el anuncio de todas esas hecatombes en países del tercer mundo que se anuncian en telediarios, periódicos, revistas, etcétera, y que "mueve la conciencia" del personal. ¡Ayuda para tal lugar, o para tal otro! Durante días, semanas, o quizá algún mes, la gente trata de acallar a su propia conciencia enviando algo, apadrinando a algún chiquillo, indignándose en público. Pasado ese tiempo todo se olvida, ya estaremos centrados en el siguiente foco de interés, cuando, por desgracia, la tragedia que en su momento nos conmovió seguirá su curso, cobrándose vidas y dejando bien claro a qué poco nivel llega la especie humana. Pero qué más da, nosotros "ya fuimos buenos", ahora toca seguir engordando, tratando de no pensar en el día que nos llegue nuestro San Martín.
¡Cuánta razón tienes! Los medios de comunicación no hacen más que vender y vender imágenes, morbo, dolor,no importa el daño que se haga, tampoco las consecuencias. Todo esto es un circo. Pero lo peor es que tiene mucho público.
Qué razón llevan tus palabras, no queremos quitarnos la venda de los ojos, no queremos saber lo que pasa en el resto del mundo, es más fácil sentarse delante del televisor con el mando en la mano, a hurgar en la basura, la que nos alimenta cada día.
Yo hace tiempo que no veo programas de ese tipo, lo hago por principios, sé que con eso no soluciono nada, pero al menos de mi
viven esos chupasangre.
En cuanto al hambre en el mundo, creo que hace falta que se remuevan las conciencias de los altos cargos políticos, claro que para eso quizás sea necesario que nosotros, la gente de a pie, nos plantemos y les exigamos que hagan algo.
Buena reflexión, estremecedora foto.
Nos leemos
Un beso
Casi sin comentario...muy real.
M Carmen Guzmán
Si todos aportamos nuestro granito de arena, formaremos una montaña. He cogido la costumbre de preguntarme no lo que hacen o dejan de hacer los demás antes situaciones como esta, si no lo que hago o dejo de hacer yo.
Escalofriante.
Excelente post, un saludo
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